¿Y si tocar música fuera del gimnasio de tu memoria?
Imaginá por un momento que cada nota que tocas es como levantar una pesa con el alma. Que tu mente se vuelve más fuerte cada vez que dejás sonar una melodía, como si entrenaras sin darte cuenta. No estamos hablando solo de aprender un instrumento. Estamos hablando de despertar algo profundo: el poder de tu memoria, tus emociones, tus recuerdos más intensos.
Cuando aprendes a tocar música, tu cerebro no se queda quieto. Se enciende. Crea nuevas conexiones, refuerza las que ya tienes, te obliga a estar presente. Memorizar acordes, escalas, canciones, no es solo un ejercicio mental, es una forma de expandir tus límites.
Estudios en neurociencia ya lo confirman: tocar un instrumento fortalece el hipocampo, mejora la concentración, la atención y hasta la capacidad para resolver problemas. Pero más allá de los datos, hay algo que no se puede medir con gráficos: el momento en que una canción te transporta a un lugar de tu infancia, o cuando tocás algo y alguien se emociona. Eso también es memoria. Una que vibra.
Y lo mejor es que no hace falta ser un prodigio. Basta con tener ganas. Ganas de aprender, de equivocarte, de volver a intentar. Porque cada vez que tocás, también registrarás quién sos, qué sentís, y qué querrás contarle al mundo.
La música no es solo un arte. Es una llave. Una forma de hacer que tu mente y tu corazón hablen el mismo idioma. Así que la próxima vez que agarres una guitarra, un teclado o cantes aunque sea bajito… sabrás que estás haciendo mucho más que música. Estás entrenando tu memoria, tu identidad y tu historia.
Desde el Instituto Kallu, te recomendamos que no subestimes el poder de la práctica constante. No importa si tocás diez minutos o una hora, lo importante es que sean todos los días. Agarra. Escuchate. Hacé ejercicios de ritmo, de oído, de memoria visual. Y sobre todo: disfrutá. Porque cuanto más disfrutás lo que haces, más se activa tu memoria emocional, esa que nunca olvida lo que de verdad te hizo sentir vivo.
Escrito por Emanuel Rodríguez
Fundador del Instituto Kallu, músico y apasionado por el aprendizaje.
Comodoro Rivadavia, Chubut – Argentina.
Comentarios
Publicar un comentario